Por Homero Rios
Durante años, la conversación en redes giró alrededor de una idea: seguir tendencias era el camino más rápido para crecer. Copiar formatos, repetir fórmulas y subirse a lo que todos hacían parecía la regla del juego.
Pero Meta acaba de mover una pieza importante. En su actualización más reciente del algoritmo para Instagram, el contenido original tendrá prioridad sobre los reposts o los videos reciclados. Las cuentas que creen algo propio—desde la idea hasta el tratamiento—serán las que aparezcan primero en recomendaciones, exploración y sugerencias.
Este cambio tiene un sentido muy claro: darle visibilidad a quien aporta algo personal, algo que viene del creador y no de un tercer filtro. Para quienes trabajamos en comunicación, marketing o branding, esta noticia es un respiro. Recupera algo que siempre ha sido fundamental en el proceso creativo: la novedad como expresión humana.
¿Qué entiende Instagram por originalidad?
La originalidad no es un acto de genialidad desconectado de la realidad. Tiene que ver con transformar elementos que todos conocemos. Es encontrar un tratamiento que haga que lo familiar se sienta diferente.
Una imagen, un insight, un encuadre, una rutina, un objeto cotidiano… absolutamente todo puede renovarse si se presenta desde una mirada genuina. Eso es lo que hoy valora el algoritmo: la capacidad de aportar un ángulo distinto a lo que ya existe.
Para Meta, originalidad significa:
Crear algo que provenga directamente del creador.
Transformar referencias de manera visible.
Evitar la simple repetición de formatos populares.
Mostrar una voz reconocible en cada pieza.
La plataforma quiere que se note quién está detrás del contenido, qué intención tiene y qué aporta a la conversación.
Por qué esto importa para marcas y creadores
El contenido que conecta no siempre es el que busca viralidad; es el que tiene intención. Hoy Instagram premia justo eso: claridad, autenticidad y propuesta.
Para Casa Omega, este cambio ayuda a reforzar una idea que siempre defendemos: el contenido no se trata de subir por subir, sino de comunicar con propósito. Cada pieza debe tener una razón de existir, y cuando esto ocurre, la audiencia lo percibe.
La originalidad crea valor porque hace que la audiencia reconozca un tono, un estilo y una visión. Cuando esto se vuelve consistente, la comunidad responde con interacciones reales: guardados, comentarios y conversaciones que duran más de cinco minutos.
La originalidad como práctica cotidiana
La novedad no aparece de la nada. Se entrena. Se practica. Y se vuelve parte del proceso cuando dejamos de perseguir únicamente la estructura que funcionó ayer.
Ser original implica observar con más atención, hacer preguntas, interpretar lo que vemos desde un lugar propio. A veces es un detalle de edición, a veces es una fotografía distinta, a veces es una idea que todos han pensado pero nadie ha dicho.
La originalidad está en ese gesto que ilumina algo que ya conocíamos, pero que ahora entendemos de otra manera.
Lo que viene para Instagram
La plataforma seguirá reforzando espacios donde el contenido original destaque más: recomendaciones más personalizadas, mayor alcance para publicaciones propias y menos visibilidad para reposts sin transformación.
Esto abre una oportunidad para todos los creadores que quieren construir comunidad desde una perspectiva real. Un espacio donde tu voz, tu criterio y tu creatividad encuentren terreno fértil.
Instagram está regresando al valor base de todo proceso creativo: la mirada única.
En un ecosistema saturado de ruido, la originalidad vuelve a ser una puerta abierta. Y es interesante que una plataforma basada en tendencias esté impulsando un retorno hacia lo personal, lo pensado y lo auténtico.
El camino hacia adelante consiste en observar mejor, proponer con intención y crear desde lo que nos hace distintos.
