En el mundo del Internet, uno de los términos más leídos es el de las cookies. En distintos sitios alrededor de la Web, es normal que una ventana emergente se nos presente preguntándonos si aceptamos o no las cookies del sitio. Algunos aceptamos, algunos no; pero, ¿sabes qué son y para qué sirven? Y más importante, ¿debemos aceptarlas?
Una cookie es un pequeño archivo de datos enviado por un sitio web cuando lo visitas. Estos datos se almacenan dentro de tu equipo (computadora, tableta o teléfono) y su función es recopilar tu información. Estos datos recuerdan información sobre tu visita y funcionan como una especie de memoria que debería, en teoría, ayudar a que tu experiencia dentro de Internet sea más llevadera.
Hay que ser claros. Al aceptar las cookies, el usuario autoriza a los sitios web a rastrear la información sobre sí mismo.
Existen diversos tipos de cookies, se dividen conforme a su función o características específicas. Hablemos de cada una de ellas:
Las cookies temporales o permanentes: las temporales sólo permanecen en tu navegador mientras estés dentro de la página web; las segundas se mantienen en tu disco duro para que la página pueda identificarte.
Las cookies técnicas: sirven para optimizar el funcionamiento web y no pueden ser desactivadas. Estas recuerdan tu idioma de preferencia, el tipo de navegador que utilizas, configuraciones de sitios, etc.
Cookies publicitarias: estas gestionan la publicidad que se incluye en los sitios web. Estas son las que analizan tu comportamiento, las páginas en las que entras, tus intereses, las búsquedas que realizas. Estos intereses se colocan en un perfil que puede cederse o venderse a anunciantes con el fin de entregarte publicidad pensada a la medida para ti.
Las cookies guardan información como inicios de sesión, carritos de compra, preferencias y son necesarias para la experiencia; sin embargo, existe la preocupación de que estos archivos de datos puedan obtener información privada y generar una grave vulnerabilidad para la privacidad. La duda es si deben o no aceptarse.
Para empezar, hay que ser claros: las cookies, por sí mismas, no son peligrosas, no son ningún tipo de malware o virus, pero su capacidad de generar un perfil de tu huella en línea puede afectar tu privacidad.
Mientras menos cookies permitas, más privacidad podrás tener en Internet, pero tu experiencia en línea puede entorpecerse, pues estas te permiten acceder a los contenidos de los sitios más rápidamente.
Pero no te preocupes, en todos los navegadores, puedes configurar las cookies. De esta forma, podrás hacer una selección más precisa y ver cuáles sí y cuáles no desactivar. En las ventanas emergentes, puedes seleccionar solo instalar lo mínimo para que así tu huella sea más controlada y de esa manera manejar tu propia privacidad.
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